imageBuenas yoguis!

.
Hoy vuelvo por el blog para haceros pensar un poco. La práctica de yoga es algo que ya sabéis que afecta a todos los niveles y que poco a poco esas actitudes, que se trabajan día a día en las prácticas físicas, se van traspasando al día a día cotidiano.

Así que aquí va mi reflexión para hoy, al igual que en una práctica de asanas hay veces que hay que decir que no a realizar una postura, bien porque somos conscientes de que nuestro cuerpo no está preparado para realizarla con una mínima seguridad o porque ese día sabemos que no estamos todo lo centrados que hace falta para hacerla, sabemos decir NO a tiempo en algunas situaciones que la vida nos pone por delante? Sabemos decir NO a decisiones impuestas ( con más o menos intención ) por otras personas?

A veces, ese impulso por responder a preguntas o acciones que se van planteando a lo largo del día, sin pensar bien esa respuesta o acción y, sobretodo, esa «necesidad» de satisfacer a todos los que nos rodean, nos llevan a acceder a situaciones que en el fondo no nos gustan o no nos apetecen en absoluto.
Esto puede que nos cree una sensación de frustración con nosotros mismos que, si bien es una situación puntual, se nos acabará pasando con el tiempo, pero si es una tónica constante en nuestra vida, acabe por anular nuestra capacidad de decisión propia, dejando nuestras emociones en manos de las propuestas y decisiones de los demás.

Así que pienso que es algo en lo estaría bien pensar un poco y, siendo lo más sinceros posible con nosotros mismos, analizar si nuestra actitud de complacer a los demás es proporcionada o no.

Cómo podemos saber si somos excesivamente complacientes con los demás? Pues pensando si realmente sabemos defender nuestras decisiones a la hora de llevarlas a cabo, sobretodo si se trata de decisiones que afectan a más personas y en las que hay que consensuar con más gente.

Está claro que siempre no nos vamos a imponer nuestro pensamiento a los demás, pero también hay que saber que en alguna ocasión tendremos que ganar esos » pulsos» y decir no a las otras propuestas.

Para saber si estáis sabiendo llevar bien esos «pulsos», cuando se trata de poner puntos en común con más gente, os invito a que escribáis en un papel las ultimas cinco veces que habéis tenido que defender una idea, o gusto por algo, ante otras y saquéis vuestras propias conclusiones.

 

Decir NO en ocasiones no nos tiene que hacer sentir mal, no nos tiene que parecer mal. Se trata de saber en qué momento se puede ceder y en qué momento no.

Que os puede ayudar a controlar ese posible exceso de actitud complaciente ante peticiones o ideas de otras personas que no os apetecen, o sencillamente no podéis complacer? Respirar profundo y contar cinco ( o lo que sea) antes de responder.
Dad margen a vuestro cerebro a pensar la respuesta, para seguir la conversación hasta llegar a un acuerdo favorable para ambas partes.

No siempre nos saldrá bien, está claro que siempre no podemos tener la razón, pero así las decisiones y peticiones entre varias personas estarán más equilibradas.
Os dejo que lo reflexionéis.
Espero que tengáis un muy buen fin de semana y que os cuidéis en todos los sentidos!

Un saludo y muchas gracias por estar ahí cada día!

Blanca